CARTA ABIERTA

VALOR DE MEDIALAB-PRADO COMO OBRA ORIGINAL SOBRE PATRIMONIO URBANO Y BUENA PRÁCTICA INSTITUCIONAL

En Madrid, martes 9 de marzo de 2021

Antecedentes

Medialab-Prado es un centro cultural con casi 20 años de trayectoria en Madrid y con sede en el edificio patrimonial de la Serrería Belga del Barrio de las Letras. Inició su andadura bajo el mandato de José María Álvarez del Manzano con la dirección de Juan Carrete junto a Karin Ohlenschläger y Luis Rico, y desde el centro Conde Duque. Posteriormente el gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón impulsó la rehabilitación de la actual sede en la Serrería Belga. La obra inaugurada por Ana Botella bajo la denominación de Medialab-Prado, ha seguido en uso bajo los gobiernos de Manuela Carmena y del actual alcalde de la ciudad, José Luis Martínez-Almeida, hasta el presente.

El pasado miércoles 24 de febrero, el diario El Mundo adelantaba la intención del Ayuntamiento de Madrid de trasladar Medialab-Prado a Matadero Madrid. En su actual sede de la Serrería Belga, se propone ubicar un centro de creación contemporánea que exponga parte de la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (MACM) actualmente almacenada en el Centro Cultural Conde Duque, donde existe un proyecto para acondicionar expositivamente 2500 m2 más de los existentes. Tanto en la noticia referida, como en otras informaciones publicadas anteriormente por El País o posteriormente por elDiario.es o El Confidencial, el Ayuntamiento de Madrid no aclara el proceso que ha llevado a esta toma de decisiones, ni se conocen cuáles y cómo serán los siguientes pasos. 

Más allá del debate concitado acerca de la política cultural de la ciudad, se observa cómo la arquitectura, su práctica y obra, es “dejada a un lado” una vez más en el debate público. La Serrería Belga y su original rehabilitación arquitectónica tienen un indudable valor dentro del patrimonio industrial de esta ciudad. Fue fruto de un concurso convocado por el Ayuntamiento de Madrid en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) en 2006, y ganado por el estudio de arquitectos Langarita Navarro. El edificio se inauguró en 2013 tras un proceso de proyecto y obra en el que se ajustó el diseño para cumplir todas las necesidades de Medialab-Prado como institución cultural singular, así como todos los requisitos asociados a la protección patrimonial del edificio

La obra ha recibido importantes reconocimientos por su calidad arquitectónica, tales como el Premio XII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, el Premio COAM 2013, o el Premio Sacyr a la Innovación 2014. Además, el binomio institución-edificio han sido reconocidos en su valor cultural con el Premio Princesa Margarita de la Cultura 2016 de la Fundación Europea de la Cultura, o con una mención de honor en los premios Ars Electrónica 2010. La actual sede cumplirá en 2021 su octavo año de actividad.

Los procesos de proyecto y obra en arquitectura son delicados y requieren de tiempo para realizarse con garantías, máxime cuando se actúa sobre edificios protegidos como pueden ser el cuartel de Conde Duque, la Serrería Belga o Matadero-Madrid. Las noticias citadas sugieren que la Serrería Belga estaría adaptada para su nuevo uso en otoño de 2021. A la vista de los tiempos desarrollados entre el concurso y obra de Medialab (2006-2012) no parece viable adaptar como requeriría un espacio cultural de esta envergadura en tan solo unos meses. 

Consideraciones 

La salida de Medialab-Prado del edificio de la Serrería Belga y la adecuación para el uso museístico propuesto implicarían:

1. La pérdida de la integridad de Medialab-Prado como obra original

Medialab-Prado, junto a la rehabilitación arquitectónica de la Serrería Belga, es una obra original de reconocido prestigio. Sus arquitectos desarrollaron un programa de usos ad-hoc a las necesidades de la institución, un proyecto arquitectónico integral y complejo, y dirigido su ejecución. Plantear determinadas modificaciones de la arquitectura, en contra de lo desarrollado por los arquitectos en el proyecto, implicaría la afectación de sus derechos morales en tanto los autores están legitimados a exigir el respeto a la integridad de la obra e impedir cualquier deformación, modificación, alteración o atentado contra ella que suponga perjuicio a sus legítimos intereses o menoscabo a su reputación. Así, un cambio de uso innecesario implicaría necesariamente la realización de alteraciones de carácter esencial al proyecto, no solo de carácter formal sino de concepto. La razón es evidente a ojos de cualquier profesional: la transformación del edificio en un espacio museístico conllevaría cambios profundos en su programa funcional y formal, que afectarían tanto a la distribución de los espacios y elementos interiores del mismo, como a su imagen y fachada para controlar las condiciones museísticas de la exposición de las obras o circulaciones.

2. Poner en riesgo el valor patrimonial arquitectónico contemporáneo de la Serrería Belga

La Serrería Belga, es un ejemplo singular de lo que fueron los primeros edificios de hormigón armado en Madrid. Posee un valor excepcional por el trabajo original e innovador con este material. Además, es uno de los pocos edificios de esta naturaleza que pueden ser visitados, requiriendo proteger su valioso interior. Cualquier obra destinada a ocultar su estructura de hormigón sería una agresión contra el patrimonio histórico industrial, siendo este un caso singular en la ciudad de Madrid.
La Serrería Belga es un edificio pensado para una artesanía manual y por lo tanto extremadamente luminoso, casi el 60% de su fachada son huecos. Su diseño es una virtud y una de las cualidades singulares del edificio. Acabar con la transparencia de las fachadas acristaladas iría en contra de la protección del edificio y de su carácter urbano. Cualquier esfuerzo por convertirlo en una caja blanca anularía su valor patrimonial. Una sala expositiva convencional requiere de un alto control de las condiciones lumínicas y las condiciones de la infraestructura de la Serrería Belga son las opuestas a las de una pinacoteca.

3. Descuidar los plazos y garantías de los procedimientos públicos de interés profesional

Según las buenas prácticas por las que vela el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, tanto el traslado de Medialab-Prado a Matadero como del MACM a la Serrería Belga deberían realizarse a través de concursos públicos. Esto supone procesos y obras con unos plazos y costes relevantes. Recordemos que Medialab-Prado es una institución singular con unos requisitos espaciales, funcionales y tecnológicos que en su anterior traslado requirieron de un proceso de materialización de 6 años. No es realista que la Serrería Belga pueda transformarse en pocos meses para devenir un museo. Tampoco lo es que Medialab-Prado pueda disponer en tan poco tiempo de un espacio en Matadero con las condiciones arquitectónicas necesarias para desarrollar su actividad actual. El cambio de uso y desplazamiento de Medialab-Prado, o el cambio en una institución y patrimonio urbano de ese nivel, desde una perspectiva arquitectónica realista, requeriría abrir un debate público previo y la intervención de entidades profesionales e instituciones académicas que analicen su procedencia y viabilidad; el caso que motiva esta carta podría suponer un mal ejemplo para el futuro de Madrid.

SOLICITUD DE APOYO Y ADHESIONES

El anuncio realizado implica una falta de cuidado hacia los procesos públicos previos desarrollados con buen diálogo político y técnico. Alterar de esta manera una obra arquitectónica que ha pasado un proceso de planificación estratégica y de concurso público supervisado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, supondría un grave retroceso en las garantías de construcción de ciudad desde las instituciones públicas, máxime cuando además se trata de un contexto sensible por su historia y valor patrimonial, y de un edificio que cumple con éxito y reconocimiento en su integridad y función.

Desde esta práctica disciplinar ética, que cuida y atiende los procesos de construcción de ciudad y las voces de múltiples agentes, comunidades e instituciones, se pide el respaldo tanto de entidades de defensa de la profesión como el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, así como de todos los/las docentes y profesionales de la arquitectura de Madrid, para solicitar la preservación y puesta en valor del edificio de la Serrería Belga en su estado actual, que responde al programa de Medialab-Prado.


545 arquitectos y arquitectas junto con profesionales de campos afines, firmaron públicamente dando apoyo a esta carta.